En algunos hombres, la formación de espermatozoides en sus testículos (espermatogénesis) queda bloqueada en diferentes fases del desarrollo. Las células en la última fase de desarrollo, antes de formar un espermatozoide, se llaman espermátidas. Al inicio, las espermátidas son células redondas, con una morfología completamente diferente de los espermatozoides. Sin embargo, las espermátidas redondas contienen el material genético haploide (reducido a la mitad para complementarse con el material genético proveniente del óvulo durante la fecundación). Consecuentemente, pueden fecundar los óvulos, a condición de colocarlas dentro del óvulo mediante una microinyección (las espermátidas redondas no poseen flagelo y no se pueden mover). Además, hay que resolver varios otros problemas relacionados con la inmadurez de diferentes componentes clave de su núcleo y citoplasma.
En 1994 el doctor Jan Tesarik junto con la doctora Carmen Mendoza lograron dos primeros bebés, a nivel mundial, nacidos mediante la microinyección de espermátidas redondas, en el óvulo humano. Este logro fue publicado en 1995, después del nacimientos de los dos niños sanos, en la revista médica The New England Journal of Medicine.
Los espermatocitos primarios son células aún más inmaduras que las espermátidas ya que aún no han reducido su material genético). Por lo tanto no pueden fecundar exitosamente un óvulo en caso de ser inyectados en su interior.
Con el fin de superar este problema, el doctor Jan Tesarik y la doctora Carmen Mendoza desarrollaron un método de cultivo de células con el cual alcanzaron la evolución de los espermatocitos primarios hasta la fase de espermátidas redondas. Utilizando este método, ambos lograron el nacimiento de los primeros niños en casos de un bloqueo de la espermatogénesis en la fase del espermatocito primario. El estudio fue publicado, en 1999, en la revista médica The Lancet.